El Látigo Chávez, el pelotero venezolano más carismático de todos los tiempos

El Látigo Chávez, el pelotero venezolano más carismático de todos los tiempos

Por Carlos Daniel Cárdenas Lares y Giner García

 

“Tenía pasta para llegar, pero el destino se lo impidió”, “Su futuro era incierto, aunque esperaba quedarse en Grandes Ligas”, “Brilló desde el principio”, “Tenía un carisma como pocos”. Esos eran los titulares, a grandes caracteres, de los diarios de Caracas, después de que Isaías “Látigo” Chávez pereció en un accidente aéreo el 16 de marzo de 1969, cuando se dirigía al campo de entrenamientos de los Gigantes de San Francisco, en compañía de otras personalidades del béisbol venezolano.

 

Chávez fue uno de los lanzadores derechos de mejor porvenir que ha conocido Venezuela, pero su carrera concluyó cuando nadie lo esperaba, a los 21 años de edad, en un momento en que la fanaticada del país suponía que abriría uno de los más promisores derroteros para un serpentinero criollo, desde los días del zuliano Ramón Monzant.

 

Isaías nació el 6 de julio de 1947, en Chacao, estado Miranda, y comenzó su actividad como pelotero aficionado con el equipo Los Celis, divisa con la cual militó en las categorías infantil, júnior  y juvenil.

 

Además de lanzador, era jardinero y un buen bateador. En juvenil, en 1962, ganó 14 encuentros y perdió solamente 2 en 18 presentaciones. Al año siguiente fue al Campeonato Distrital Juvenil de la Liga de Béisbol Menor, donde obtuvo 17 triunfos consecutivos y apenas perdió una decisión, tras un duro batallar de once entradas.

 

A los 18 años de edad saltó al profesional. Fue en la temporada 63-64, cuando apareció en siete juegos con el Orientales, uno de los dos conjuntos que tomaron el lugar del Magallanes durante el tiempo que este equipo permaneció fuera de la Liga. “Látigo” lanzó 14.1 innings y dejó un récord de 0 y 1.

 

Chávez también firmó con los Gigantes de San Francisco, que en la campaña de 1964 lo asignaron al conjunto Decatur, de la clase A, en la Liga del Medio Oeste.

 

El “Látigo” debutó en el Big Show el 9 de septiembre de 1967 frente a los Cachorros de Chicago y más tarde volvió a ver acción el 30 de septiembre, cuando los Gigantes derrotaron 1-0 a los Filis de Filadelfia y el criollo se anotó la victoria como relevista. En total lanzó cinco episodios, en los cuales aceptó 4 imparables y no toleró carreras.

 

Contradictoriamente a la felicidad que le embargaba por haber subido a los Gigantes, Isaías estaba atravesando por un momento difícil, ya que su brazo de lanzar la estaba generando molestias, a causa de depósitos de calcio en el codo, que le obligaban a inyectarse antes de cada salida al montículo.

 

Pero el destino le tenía reservado un episodio fatal, que acabó con sus esperanzas de regresar a las Mayores y con las ilusiones de los fanáticos venezolanos, quienes deseaban verlo brillar. El 16 de marzo de 1969, Isaías ‘Látigo’ Chávez murió en un accidente aéreo ocurrido en Maracaibo, cuando se dirigía a los entrenamientos de los Gigantes. Junto a él fallecieron el dueño del Cardenales de Lara, Antonio Herrera, el gran prospecto de esa divisa, Carlos Santeliz, la esposa, tres hijos y los suegros del conocido voleibolista Lino Connel, en cuya casa se precipitó el avión.

 

“Chávez debutó con el nombre cambiado”, narra Jesús Eduardo Cabrera. “El Club Orientales, ahora Magallanes, tenía un pitcher llamado René Moncada, y con ese nombre fue anunciado Chávez en su debut, ya que no lo conocían. ‘Látigo’ lanzó uno o dos innings y, al final del juego, la gente se dio cuenta de que no era Moncada y además, les gustó mucho la armonía de sus lanzamientos. Desde ese momento se convirtió Chávez en un éxito de taquilla”.

 

“Yo creo que no”, respondía Mauriello en relación a la pregunta de si hubo otro pelotero tan carismático. “Nadie ha tenido una barra de 3 ó 4 mil personas que vayan al estadio exclusivamente a verte, como él. Toda su preparación ayudó, porque él era un muchacho muy simpático, que sabía expresarse, ya que era bachiller”.