Por WILFREDO BOLÍVAR
El 25 de octubre de 1967 el Presidente Raúl Leoni inauguró en Araure el estadio de beisbol más moderno de Latinoamérica de su tiempo. Se le bautizó “Br. Julio Hernández Molina”, uno de los primeros aficionados al naciente béisbol jugado en su ciudad natal.
En Araure los Hernández-Molina eran una familia honorable, conducida por el matronazgo de Benigna Molina, dueña de una modesta vaquera ubicada al comienzo de la carretera al caserío Camburito, donde su hijo Julio Hernández falleció en un trágico accidente a la prematura edad de veinte años. Nació en Araure el 20 de diciembre de 1924 y recibió el bautismo en la iglesia de Acarigua el 6 de septiembre de 1925, de manos de Mons. Ramón Inocente Calles, recordado obispo acarigüeño.
Desde su infancia demostró inteligencia y carisma, sobresaliendo en sus actividades juveniles. Amante del beisbol, destacó como hábil tercera base del “Baraure BBC” y del “Bolívar BBC”. Los celebrados encuentros de beisbol tenían lugar en un improvisado campo en la salida a Barquisimeto, ubicado donde actualmente se levanta el Centro Comercial Buenaventura, enfrente de la vieja alcabala.
Cuando Julio Hernández concluye sus estudios de educación primaria en Araure se traslada a Barquisimeto, donde termina el bachillerato. El último año lo cursa en el Liceo “Aplicación” de Caracas (1946-1947). Las boletas han sido conservadas por su sobrina Maritza Hernández Pérez, hermana del cantautor araureño Joel Hernández, de quien Julio era igualmente su tío paterno. Las certificaciones señalan sus meritorias calificaciones. Cuatro materias eximidas de cinco cursadas: 15 y 17 puntos en las cátedras de ciencias biológicas, física, química y dibujo, e inglés con 13 puntos. Mostraba ser deportista y excelente estudiante.
En 1947, titulado como Bachiller en Ciencias Biológicas, proyecta viaje a Chile para estudiar la carrera de agronomía y ayudar a la familia en la vocación aprendida de sus padres. Pero el destino le jugó una mala pasada. Días después de haber sacado el pasaporte, prácticamente en las vísperas del viaje, es invitado a una fiesta de matrimonio en el caserío Camburito al oeste de Araure donde encontró la muerte.
Las versiones sobre el trágico deceso cuentan que a la reunión de Camburito el joven bachiller se hizo acompañar de sus paisanos araureños José León Salazar, Julio Montes y el futuro periodista Serveleón Moreno Delgado, el popular “bola baja”. De regreso, los cuatro jóvenes le piden “una cola” a un ‘camión rolero’ que venía hacia Araure, propiedad de Simón Rivero, amigo de Julio Hernández. Se cuenta que el conductor se negó darles el aventón al grupo de amigos, impedimento al que insistieron, terminando finalmente de montarse en la parte trasera del desguarnecido vehículo de carga.
Los muchachos montaron sobre los “tojinetes” del camión, unos maderos gruesos sobre los que se transportaban hacia los aserraderos las rolas traídas desde los centros de deforestación. En la curva de un sitio conocido como “Alto Salazareño”, el camión cayó en una saltaneja y con el impacto los tres jóvenes fueron expelidos por los aires. En su libro “Personajes y personalidades de la pequeña Acarigua” don Alí Carrillo Hernández cuenta: “Julio perdió el conocimiento y Serveleón Moreno quedó con él” (Acarigua: 2001, p. 56). El chofer trasladó inmediatamente a Araure a Julio Montes y en el sitio murió en el acto Julio Hernández Molina. A las 3:30 de la tarde del 31 de agosto de 1947, una fuerte contusión en el parietal derecho acabó para siempre con su corta vida.
Araure lloró su inesperada muerte. El Centro Social Araure publicó un acuerdo decretando tres días de duelo y su sepelio constituyó una de las más sentidas y concurridas manifestaciones de dolor conocidas en la histórica villa. ¡Vivan como si fueran a morir mañana, pero estudien como si fuesen a vivir siempre!